TRADICIONES Y COSTUMBRES DEL CINE ESPAÑOL (Aplausos, besos, regalos y fiestas)
Tradiciones y costumbres del cine español. Cualquier grupo social elabora su identidad a base de símbolos, tradiciones y celebraciones que sirven para fortalecer la cohesión entre sus miembros y elaborar una idiosincrasia diferenciadora de otros grupos sociales. Este hecho es inherente a todo colectivo humano. Los técnicos de cine también lo son, y en su honor va este post que intenta explicar las tradiciones y costumbres más comunes asociadas a la liturgia de cualquier rodaje cinematográfico.
Los aplausos
Si los griegos utilizaban los aplausos para vitoreas sus obras de teatro y los emperadores romanos contrataban plausores para que les aplaudieran sus apariciones en público, los técnicos de cine no iban a ser menos para satisfacer la necesidad humana de expresar la opinión.
Durante el rodaje es costumbre felicitar la participación de un actor en una película cuando éste finaliza su última toma, ya que el resto del equipo y otros actores continuarán rodando hasta el final. El ayudante de dirección es el encargado de asegurarse con el director de que el actor ha concluido e ipso facto pide en voz alta a todo el equipo que se reúna en el set de rodaje y le brinden unos minutos de aplausos. Es un gesto que se repite a menudo a lo largo de un rodaje y su intensidad varía en función del peso del actor, su lado humano, su edad… etc. A veces el gesto desemboca en una tremenda catarsis, aunque la mayoría de las veces se convierte en una sana rutina que sirve para hacer un alto en el camino en el intenso trabajo.
También es habitual dedicar aplausos a compañeros que finalizan el rodaje antes de tiempo o han tenido un acontecimiento vital en sus vidas que bien lo merece. El aplauso más intenso se produce al finalizar la última toma del rodaje. El ayudante de dirección pide un aplauso para todo el equipo y es el momento para las lagrimillas, los besos y los abrazos entre sus miembros.
Los besos
La evolución del beso como saludo es bastante reciente, ya que hasta hace unos pocos años dar un beso en público era un gesto prácticamente tabú. Si bien, todas estas barreras han sido superadas en un acto socialmente bien aceptado.
Los franceses suelen dar tres, los españoles dos y otras nacionalidades o no se molestan o se conforman con dar un frío apretón de manos. Pero durante un rodaje de cine español se dan besos, muchos besos. ¿A qué nadie puede imaginarse dar dos besos a su compañero/a de trabajo todos los días al llegar a la oficina?
Un rodaje no es un trabajo al uso: se establece un vínculo especial entre los miembros del equipo técnico y artístico, por lo que es costumbre darse dos besos o un fuerte abrazo día tras día. Son deliciosos esos besos de la ayudante de vestuario al alba, al lado del catering, con las comisuras de sus labios mezcladas de carmín y migas de bollería industrial; y qué decir de la impagable sonrisa de un eléctrico después de que la protagonista le propine dos besos a la carrera de maquillaje. Evidentemente, este comportamiento no se somete a ninguna regla escrita y todo dependerá de las personas y de los vínculos de simpatía y afecto que se establezcan.
Los regalos
La costumbre de obsequiar con regalos los aniversarios y cumpleaños era ya practicada por varios pueblos en la antigüedad y se perpetúa hasta nuestros días en todas y cada una de las culturas existentes.
El rodaje de una película es una buena ocasión para ofrecerse regalos entre los miembros de la comunidad. A este respecto tienen un papel determinante los directores o jefes de producción, ya que conocen las fechas de cumpleaños de todos los miembros del equipo al haber realizado las contrataciones. Así que serán éstos quienes incentiven a los otros miembros del equipo a realizar una colecta de dinero y comprar un regalo sorpresa al interesado. Los nacimientos de niños en mitad de un rodaje también es una buena excusa para la causa. A pesar de lo gratificante del gesto, esta costumbre suele generar controversias, sobre todo cuando los asalariados más bajos desembolsan dinero para comprar regalos a aquellos que más ganan.
También se regala al equipo una camiseta o una gorra con el título de la película. Normalmente el merchandasing corre a cargo de Kodak o alguna otra empresa proveedora que estampa su marca junto al título de la película de manera promocional. Desgraciadamente, con los recortes presupuestarios este detalle por parte de la producción está en declive.
La claqueta también es objeto de regalo. Ese pequeño artefacto que sirve para identificar las tomas y facilitar la sincronización entre el sonido y la imagen es un preciado elemento al terminar la película. Normalmente, el equipo de cámara regala la claqueta al director como un valioso fetiche, sobre todo si es novel y no conserva ninguna otra claqueta de películas anteriores.
Pero la claqueta también es la responsable de que los jefes de equipo se rasquen el bolsillo y conviden al resto del equipo a jamón del bueno, champagne y otros sibaritismos. Cuando la claqueta marca la “1-1-1”, es decir, se rueda la toma uno del plano uno de la secuencia uno, el director de la película suele invertir una generosa cantidad en estos manjares, que se tomarán bien a la hora del bocadillo o al finalizar la jornada; cuando la claqueta marca la “2-2-2” hará lo propio el director de fotografía, con la “3-3-3” el director artístico, y así con la mayoría de jefes de equipo.
La foto de equipo
La fotografía también es un testigo de excepción de todos los momentos del rodaje. La que no puede faltar en ninguna película es la foto del equipo técnico y artístico. Uno de los últimos días del rodaje será el elegido para efectuar la instantánea. El momento suele consensuarse entre los equipos de producción, dirección y el foto-fija. Normalmente se elije un día de rodaje donde coincidan el mayor número de actores protagonistas y se esté rodando en una localización emblemática. Se suele anunciar un día antes en la orden de trabajo a la vez que se hacen las llamadas pertinentes a aquellos miembros del equipo que merecen estar en la foto. Incluso se traerá ex profeso a aquellos actores que no rueden ese día. Pero siempre hay alguien que debe estar en el momento en que se aprieta el disparador y no lo está. Para enmendar la ausencia, los compañeros más solidarios exhibirán un cartel con su nombre, que también será fotografiado. La foto de equipo se entrega a todos los miembros del equipo al finalizar el rodaje, bien impresa o bien en un soporte digital con otro buen número de instantáneas de la fase de trabajo.
Las fiestas
Entendemos una fiesta como un rito social en el cual las personas celebran cierto acontecimiento, reuniéndose y desinhibiéndose con baile, música y comida para la ocasión. El carácter dionisiaco de la farándula y de los técnicos de cine encaja perfectamente con las tradiciones festivas de cualquier comunidad humana. Al margen de los piscolabis ocasionales a lo largo del rodaje, una producción cinematográfica suele tener varios momentos que merecen una celebración.
Es frecuente que al comenzar un rodaje o a la mitad del mismo se haga una fiesta para celebrar que por fin se ha podido empezar el proyecto que tanto tiempo, esfuerzo y dinero ha costado materializar. Son fiestas que también tienen un carácter integrador de todos los miembros del equipo, ya que sirven para romper el hielo y estrechar las relaciones entre sus trabajadores. No obstante, la celebración más importante se produce una vez finalizada la fase de producción, es decir, el rodaje. Suelen ser fiestas cuyo presupuesto y organización corren a cargo de la producción. Dependiendo de la película y de la empresa productora la fiesta puede consistir en una cena, una barra libre, o algunas copas en cualquier garito del centro de la ciudad donde se termina el rodaje.
No deja de ser una fiesta al uso, con alcohol, música, excesos y algarabía de todos sus asistentes. Pero curiosamente, en todas y cada una de estas fiestas se repiten las mismas conductas con los mismos roles, película tras película y fiesta tras fiesta.
- En la fiesta de fin de rodaje los meritorios aprovechan para pelotear y hablar sin cohibición a los jefes de equipo de la experiencia vivida. Para muchos éste ha supuesto su primer trabajo en cine, por lo que insisten en que quieren seguir trabajando en este oficio y desear que pronto les llegue otra oportunidad. Alguno incluso se emborracha y pierde las formas hasta el paroxismo inolvidable. En este desvarío no falta el meritorio descarado que aborda al productor o al director contándole los maravillosos que son sus proyectos de guión o la meritoria sexy que intenta seducir al actor protagonista.
- Es el momento donde se hacen públicas las relaciones amoroso-sexuales que algunos miembros del equipo han escondido durante semanas por aquello del qué dirán, y que la nocturnidad, alevosía y desvergüenza ayudarán a hacerlas públicas. Se descubren pasteles como que el operador de cámara se ha enrollado con la ayudante de maquillaje o que el segundo ayudante de dirección lo ha hecho con la ayudante de producción. Otros espabilados o espabiladas aprovecharán la noche para tirar los trastos a aquellos con los que han estado tonteando durante todo el rodaje. Ante este acumule de tensiones sexuales son frecuentes las despedidas a la francesa donde cada uno acabará la fiesta a su manera.
- Pero la fiesta de fin de rodaje también sirve para aliviar tensiones, sacar trapos sucios, hacer balance, tanto de lo bueno como de lo malo, y resarcirse de todo lo acumulado durante esas semanas tan intensas. Son momentos donde la sinceridad y la exaltación del compañerismo alcanzan cotas muy altas. Las conversaciones adquieren un carácter liberador, donde todo aquél que quiera desahogarse lo hará con fruición, ya que el trabajo ha terminado y cualquier comentario o acusación no tendrá repercusión alguna.
- “¿Y ahora qué?”, una pregunta recurrente que se intercambian todos los grupos de la fiesta. Muchos técnicos o actores tendrán nuevos proyectos de cine, televisión o teatro a la vista que contarán a sus compañeros. Otros se interesarán por los proyectos de los compañeros para intentar hacerse un hueco en ellos. Habrán los que se tomarán vacaciones, harán viajes deseados o tendrán estudios o proyectos personales a la vista que también se enorgullecerán de contar.
- No faltan tampoco las ausencias. Aquellos miembros del equipo que habían prometido ir o que generan expectación por su notoriedad y que misteriosamente no acuden a la cita. Todo el mundo se pregunta dónde está fulanito o menganito y no despegan su mirada de la puerta del local esperando que aparezcan pronto. Las obligaciones familiares, el cansancio o el desacuerdo con los comportamientos festivos de estas fiestas son algunos de los motivos de estas ausencias tan sonadas
- La estética también tiene un papel importante en estas fiestas. Los invitados suelen acudir bien vestidos, aseados y perfumados. Las chicas se ponen sus mejores modelitos y se llenan de oropeles acordes a su verdadero estilo. Los pantalones de bolsillos anchos, los chalecos, los forros polares, riñoneras y demás aditamentos son sustituidos por sugerentes escotes, faldas y ropa ajustada. Es aquí donde uno recae que las chicas de producción o dirección portan serios atributos femeninos imperceptibles con la indumentaria de rodaje o que los eléctricos usan maquinillas de afeitar y camisas bien planchadas.
- En estas fiestas siempre hay algún invitado con problemas de integración. Acostumbran ser miembros que no han participado durante todo el rodaje (refuerzos, figurantes especiales) o personas ajenas al sector que han sido invitadas en agradecimiento a su labor colaboradora. Son aquellos que danzan de grupo en grupo con su copa en la mano intentando aportar algo en la interacción humana. También puede tratarse de miembros del equipo con pocas habilidades sociales o mayoritariamente denostados por su forma de ser.
Cuando la fiesta se acaba siempre hay un pequeño número de invitados que propone continuarla en algún afterhours o antro de nocturnidad inusual. Es entonces cuando se debate en la puerta del local adónde ir o cómo hacerlo mientras la gente prolonga sus despedidas con gestos de afecto exacerbados por la embriaguez.
La exhibición
Cualquier obra de arte no sería una obra de arte si no tuviera público. El cine, como otras muchas artes, tiene como fin su exhibición para un público de masas. Y en torno a este hecho se producen dos reuniones grupales, de carácter menos festivo y más ceremonial, que congregan especialmente a los hacedores de la obra cinematográfica.
Al cabo de los meses, una vez que la película está finalizada o a falta de algunos retoques de sonorización o montaje, la productora acostumbra a hacer un pase en la sala de proyección del laboratorio o en otra sala de cine en horario no comercial. La productora convoca por cortesía a los miembros de equipo técnico y artístico para que puedan disfrutar antes que nadie de la proyección. A estos pases no acude mucha gente, pues suelen hacerse en horario diurno. La mayoría está trabajando o simplemente decide esperarse hasta el preestreno. Ha pasado un tiempo y los miembros del equipo están cambiados, inmersos en otros proyectos y en otras situaciones vitales, por lo que el frenesí de las despedidas de la fiesta de fin de rodaje no siempre se corresponde con el reencuentro, que suele ser más frío y distante. Sus asistentes acaban en el bar de la esquina, tomando algunas cañas y comentando el resultado de la obra con cierto tiento para no ofender a nadie.
Los preestrenos
Después del pase de equipo y de otros pases previos en algunos festivales, la película se estrena un día antes en una gran sala de cine. Aparte del equipo técnico y artístico, el preestreno cuenta con invitados de excepción, como actores y directores de reconocido prestigio, empresarios, políticos y otras personalidades del mundo de la cultura y del espectáculo. La expectación por ver la película es notable con la convocatoria de los medios de comunicación. Es un acontecimiento de masas donde los miembros del equipo se reafirman en la importancia que su trabajo ha tenido para el resultado final.Muchos llevarán meses sin verse, incluso años. El extrañamiento provocado por el tiempo se hace en ocasiones demasiado evidente. Aunque en muchas ocasiones, el reencuentro entre compañeros es intenso y vivificante, las más de las veces se puede traducir en una cortés indiferencia. Muchos miembros del equipo no se recuerdan entre ellos y otros evitan saludar entre la muchedumbre.
El pase de los famosos por el photo call y las entrevistas previas calientan el ambiente. Una presentación formal de la película por parte del director y su elenco anteceden al apagado de las luces ensordecido por murmullos. Según van apareciendo los créditos de inicio en la pantalla, determinados sectores del público jalearán incondicionalmente la participación de tal o cual actor o técnico. La proyección finaliza y un sonoro aplauso de varios minutos acontece. El público se agolpa en el hall del cine y los comentarios y críticas sobre el film inundan el ambiente. Es el momento en el que la hipocresía y las buenas formas afloran, ya que todo el mundo felicitará a sus protagonistas, con independencia de la opinión real que cada uno tenga de la película.
Los preestrenos concluyen en una fiesta multitudinaria que se organiza en algún local de prestigio de la capital. Son fiestas extrañas y variopintas, donde el cúmulo de personalidades y profesionales del sector enaltecen la fogosidad del ambiente. Son ocasiones en las que directores, actores, guionistas, productores y distribuidores aprovechan para dejarse ver y mantener su estatus dentro de la comunidad sectorial.
Mientras, los técnicos que trabajaron en la película intentan rescatar el espíritu vivido durante la etapa del rodaje. Son encuentros desapegados, pues la mayoría asisten acompañados por su pareja, familiares o amigos, los cuales no pertenecen al sector y su integración no resulta del todo satisfactoria. Las conversaciones iniciadas se interrumpen cada dos por tres por la barahúnda de público y las miradas esquivas son la tónica durante toda la noche, ya que la tensión en las interacciones suele ser mucho más acusada que en cualquiera de las otras fiestas: el glamour, los medios, el calor de los focos, el alimento del ego…
Y con esta breve descripción de lo que sucede en un preestreno esperamos haber dado buena cuenta de las tradiciones y costumbres más comunes del cine español durante la producción de una película. Si tenéis alguna sugerencia no dudéis en comentarla. Hasta el próximo post.
Javi Pérez
diciembre 11th, 2011 at 13:10
Muy buen resumen, felicidades.
Me ha gustado en la forma y en el fondo, a tod@s los que hemos vivido algún rodaje (más grande o más chico) esto nos suena.
Salud y que dure!