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OPINIÓN. «OTRO CINE ESPAÑOL ES POSIBLE»

mayo 10th, 2012 by Javi Pérez

Por Javi Pérez

La mezcla de hartazgo, sorpresa y revolución silenciosa me empujan a escribir este artículo, justo un día después de leer en El país otro escrito tendencioso hacia otra orilla. Llevamos años con la perorata de que el cine español no supera las expectativas y además está subvencionado. Un bombo y platillo que hace ruido y da mucha sociología de salón, cuando la realidad es que la clase política ha usado el dinero público con corruptela en demasiados ámbitos. Y no me expreso aquí para volver a girar la peonza sobre si la cinematografía debe estar o no apoyada con erario público, sino para analizar la situación extraída del artículo firmado por Gregorio Belinchón: “Otro cine español es posible”. A fuer de su lectura, se vislumbra una realidad innegable que está tomando forma con diferentes procesos, pero con un único fin: hacer cine. La crisis económica, la revolución tecnológico-digital, el auge de formación reglada en medios audiovisuales, el sentir de una generación… Demasiadas razones para comprobar que el cine español se sale de su industria para querer volver a ella como un búmeran, ansiando distribución, premios, taquilla, éxito… Esto no es nuevo, pues la historia tiene grandes directores (Cassavettes, Godard, Rouch, Almodóvar), que rodaron al margen de la sota, caballo y rey del mercado trascendiendo con sus obras. Este es el estraperlo artístico de una industria en la que no todos los creadores pueden estar dentro de sus  fauces, porque el cine ha sido y es un juguete muy caro. Sin embargo, la pulsión creativa de los directores puede levantar moles con un dedo y conseguir, cueste lo que cueste, la extracción de su imaginario en un soporte fílmico. Tanto es así, que lo que podría haber sido un producto fruto de un ordenado proceso industrial se convierte muchas veces en un juego de niños henchidos de ilusión y de inocencia. Y gracias a todos los artistas que devanan su ser para que otros puedan alimentar su alma, entender el mundo o simplemente entretenerse. Gracias, porque el ser humano necesita seguir luchando contra esa verdad que tanto nos destruye. Todo este introito sirva para decir que el cine es y será siempre una suma de oficios, creativos o no, con independencia del arbitrio de sus emprendedores. El cine debería ser también mercado, capital, trabajo, regulación, derecho laboral… Siempre, pues hacer cine no es hacer malabares en los semáforos, con mi debido respeto. El artículo de El país cita algunas películas que han optado por fórmulas alternativas al grueso proceso de producción. Películas orgullosas de sí mismas por producirse con el fin sí justifica los medios. Películas en las que la mayoría de su equipo técnico y artístico, más o menos profesional, habrá invertido horas, esfuerzo, materiales, trabajo, por poca o ninguna remuneración salarial, contrato o cotización social. Trabajadores que habrán apoyado a su director en la extracción de su sueño después de formarse en costosas escuelas y Universidades, y que ahora se ven obligados a transitar por esta pseudoindustria ante la falta de apoyo y control de las obras audiovisuales. Nadie puede imaginarse una cuadrilla de albañiles trabajando semanas por amor al arte para levantar los sueños de un arquitecto. Eso es el cine de guerrilla, “resultado”, pero errático proceso desde la lógica laboral e industrial. Y este no es un llamamiento en contra de la libertad de expresión, pero sí una profunda reflexión acerca de hacer cine, donde los profesionales de la industria serán cada vez menos profesionales y más desesperados románticos que luchan por guerras sin patria. Tampoco pongo el dedo en ninguna llaga, pero parece evidente que si el cine español opta por salir de sus cenizas con estos métodos lo hará acompañado de economía sumergida, competencia desleal, riesgos laborales y una desvalorización absoluta del modus vivendi que toda profesión aspira a tener. Donde muchos ven libertad creativa, frescura y experimentación, yo también añado todos estos contras propios de una República bananera y no de países con una cinematografía tan competente como es la nuestra. Señores gobernantes, si desregulan, recortan y menoscaban una industria y un oficio centenario seguirán obteniendo arte y cultura, pero a la vez miseria industrial en contenidos ingentes. Hacer cine. Hacer mercado. Hacer cultura. Nada demasiado ambicioso para las necesidades de las reglas del juego capitalista. De esta guisa,  el cine español puede terminar por convertirse en un juguete roto, donde sus hacedores contribuyan de forma altruista en  nuevas realidades, ya que prefieren éstas a enfrentarse con la suyas, llenas de incertidumbre, malestar y sueños que están por aún llegar. Aunque mejor esto, que el blanco de las pantallas…

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"En esta industria, todos sabemos que detrás de un buen guionista hay siempre una gran mujer, y que detrás de ésta está su esposa.".
Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense